El motivo de la proliferación de estos falsos mitos, y
de que haya tantas opiniones dispares en este sector, obedece
meramente a razones de mercado, a que algunas
marcas comerciales, y muchos medios de comunicación,
crean en el público una necesidad estética, pero no dan
una solución real; al contrario, proporcionan soluciones
que desembocan en un desembolso económico con pocos
o ningún resultado, lo que deriva en una profunda
frustración. Yo no conozco a nadie que haya adelgazado
con una consola, con un aparato comprado en la tele,
con una simple crema reductora o con una dieta milagro.
Pero sí conozco a muchas personas que lo han conseguido
mejorando un poco sus hábitos.
No solo podemos decir que lo sano es estético, sino
que debemos añadir que lo insano es siempre antiestético.
Los hábitos que no son saludables dejan huella; por
ejemplo, si fumas, se te va a notar en los ojos y en la piel;
si bebes, también, además de en la tripa. Vale, estoy de
acuerdo, estos dos ejemplos son demasiado evidentes;
hay otros menos claros: una dieta insana te puede provocar
carencias que se reflejen en tu aspecto y en tu estado,
o también te puede adelgazar los primeros días, pero a
medio plazo provocar que engordes. Otro mal hábito,
como el sedentarismo, ocasiona múltiples atrofias que
tampoco pasan inadvertidas.
De este apartado quédate con lo siguiente: lo bueno
es sano y lo sano es estético.
ALIMENTACIÓN
HIDRATOS, PROTEÍNAS, GRASA. CONOCE LO QUE COMES
Hace unos años, cuando nos referíamos a la capacidad
de engordar de los alimentos, solo se hablaba de calorías.
Las kilo calorías son la unidad de medida más popular
del poder energético de los alimentos. Con el tiempo se
ha abreviado al término «caloría» lo que en realidad debería
denominarse kilocaloría, y que es la energía necesaria
para aumentar un grado la temperatura de un litro
de agua. Para entendernos , cuando la gente habla por
la calle de calorías, se refi ere a kilocalorías, que en las
etiquetas de los alimentos verás representadas como kcal.
El consumo de kilocalorías diarias necesarias depende
del sexo, de la edad y del nivel de actividad diario. Pero
en el caso de la mayoría de las mujeres de nuestro país
estaría entre las 1.600 y las 2.100, Y en el de los hombres,
entre las 2.200 y las 2.700 kcal.
El concepto de kilocaloría nos aporta mucha informa·
ción, pero ni de lejos toda la que necesitamos. Con el
paso del tiempo, el interés por la salud yel cuidado personal
ha ido creciendo, y ya no vale con saber la cantidad
de calorías que tiene un producto, sino que además es
muy importante conocer cuál es su composición.
Para saber qué es lo que más te conviene comer en
cada momento debes tener claros ciertos aspectos iniciales.
Lo que sería el abecedario de los alimentos.
Fundamentalmente las calorías entran en el cuerpo de
las tres formas siguientes: carbohidratos o hidratos
de carbono, proteínas y grasas. Ninguno de ellos es nocivo
si se toma en la cantidad recomendada y todos son
necesanos.
Los hidratos de carbono
Los hidratos de carbono se encuentran sobre todo en
los cereales, las féculas , las legumbres, los vegetales, las
frutas y, por consiguiente, en todos sus derivados. Las comidas
que más hidratos de carbono aportan son los cereales,
los arroces, las pastas, las patatas, las legumbres y
todos los dulces.
Los hidratos de carbono, una vez digeridos y absorbidos
por el organismo, se convierten en una sustancia llamada
glucógeno.
El glucógeno es la sustancia que usa tu cuerpo como
energía para llevar a cabo las distintas actividades celulares;
es, por decirlo de alguna manera, la gasolina del
cuerpo.
El glucógeno es una fuente de energía inmediata. Tu
cuerpo es capaz de almacenar poca cantidad, aproximadamente
entre 400 y 750 gramos, y puesto que para conservar
cada gramo de forma activa, necesitas 4 gramos de
agua, es poco rentable como energía almacenable. Por
eso, cuando ingieres más de la cantidad máxima que se
puede almacenar, tu cuerpo prescinde de guardar la
energía en forma de glucógeno, porque necesitaría demasiada
agua, y lo convierte en grasa.
Aproximadamente 100 gramos de glucógeno se conservan
en el hígado y tienen funciones digestivas. El resto,
en el tejido muscular; este último es el que realmente
se utiliza para aportar energía al músculo, es como gasolina
para el movimiento.
De esta manera, los carbohidratos son una fuente de
energía rápida y eficaz para uso inmediato, pero con límite
de almacenaje. La clave, y uno de los pilares de este libro
y de tu salud alimenticia en general, es que si ingieres
más hidratos de los necesarios, desbordas las reservas
de glucógeno, y los que excedan de las cantidades de almacenaje
se transformarán en grasa al instante. Así, el
aporte de hidratos ha de ser espaciado, para que dé tiempo
a ir quemándolos, yen cantidades pequeñas, para no
desbordar.
Otro factor muy importante que debes conocer de los
hidratos es que, según el tipo que sean, tienen distintas
velocidades de absorción , lo que se conoce como índice
glucémico. Cuanto más dulce es un alimento, más rápidamente
se absorbe, y pasa al torrente sanguíneo. Esto
no es ni bueno ni malo; sencillamente, debes saber en
cada momento lo que necesitas.
Por ejemplo, un tenista después de dos horas jugando
necesita rellenar rápidamente las reservas de glucógeno
antes de quedarse sin fuerzas, y para ello necesita un alimento
muy dulce, de alto índice glucémico, para disponer
de la energía lo antes posible.
Sin embargo, para la mayoría de nosotros, las necesidades
de aporte de energía no son tan «urgentes», y, por
consiguiente, el tipo de hidratos que más nos conviene
son los de absorción media o lenta, para que podamos
disponer de su energía al mismo ritmo que la consumimos
y que así no desborde los depósitos que antes hemos
citado.
Como referencia, cuanto más tratado o refinado es un
producto, menos tiempo nos va a costar digerirlo, y más
rápido lo vamos a absorber; así que si comes muchos dulces,
obtendrás mucha energía en poco tiempo, de manera
que desbordarás los depósitos de hidratos, y estos se
convertirán en grasas.
¿Engordan los hidratos? Como hemos dicho, si
ingieres más de los que necesitas, engordas, pues los que
no gastas se convierten en grasa. Decir cuál es la cantidad
recomendada es muy aventurado, porque depende de
demasiados factores (edad, peso, actividad .. .), pero más
adelante te daremos las claves para que no te pases.
Las proteínas
Las fuentes más importantes de proteínas son: los
pescados, las carnes, la leche y sus derivados, los huevos
y sus derivados, y algunos vegetales, sobre todo los cereales,
arroz, legumbres, y derivados, que aunque ricos en
hidratos, también lo son en proteínas.
Las proteínas sirven fundamentalmente para generar
tejido, por lo que son necesarias en cualquier alimentación.
Esta es su función más importante.
Contienen 4,5 kilo calorías por gramo; entonces, la
pregunta está servida: ¿se utiliza esta energía? La respuesta
es que generalmente no. Esta sería una de las últimas
vías a las que recurriría el cuerpo para obtener energía,
puesto que las reacciones químicas necesarias son
demasiado complejas. Para que las proteínas engordasen,
primero deberían transformarse en glucógeno por medio
de un proceso llamado gluconeogénesis (palabra que no
necesitas recordar para nada) y posteriormente convertirse
en grasa.
El problema que puede provocar un abuso en el
consumo de proteínas no es tanto el de engordar, sino
otros relacionados con enfermedades propias del hígado,
los riñones, etc.
Además, con las proteínas hay que tener cuidado,
porque suelen ir acompañadas de grasas, como los lácteos,
las carnes y los pescados.
La cantidad recomendada de proteínas al día es de
1,5 gramos por kilo de peso para aquellos que practiquen
deporte, y de 1 gramo para los que no lo hagan.
Las gra.fas
En general, podemos decir que las grasas son absolutamente
esenciales para disfrutar de una salud óptima.
Ciertas grasas reducen el riesgo de padecer cáncer,
problemas de corazón, alergias, artritis, eczema, depresión,
fatiga, infecciones, etc. La lista de síntomas y
enfermedades asociados a su deficiencia crece cada año.
No obstante, es importante saber qué grasas son las
que favorecen la salud y cuáles son nocivas para nuestro
orgamsmo.
Las grasas más abundantes en el cuerpo y en la dieta
son los triglicéridos. A temperatura ambiental, estos
pueden ser sólidos (grasas) o líquidos (aceites), y proporcionan
más del doble de energía por gramo que los
carbohidratos y las proteínas. Nuestra capacidad para
guardar triglicéridos en las células grasas es ilimitada, y
un exceso de carbohidratos, proteínas o grasas en la
dieta se convierte en triglicéridos y se guarda en el tejido
adiposo o graso. Este tipo de grasas se divide en:
ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturadas.
A continuación vamos a ver las diferencias entre estos
tipos de grasas:
• Grasas saturadas: Dietéticamente se consideran
como grasas «malas», ya que son las responsables
de la aparición del colesterol. La gran mayoría de
estas grasas son de origen animal (carne, leche y
derivados sin desnatar). Un ejemplo rápido: 250
mililitros de leche entera tienen 5 gramos de grasa
saturada. Por el contrario, la misma cantidad de
leche desnatada contiene 0,3 gramos. Por este motivo,
es importante recurrir a lácteos desnatados o
semidesnatados. Te aportan los mismos nutrientes,
pero con mucha menos grasa saturada.
• Grasas insaturadas: Se conocen como grasas
«buenas» por el papel que ejercen en el control del
colesterol y en las enfermedades coronarias. Estas
grasas se dividen en dos tipos, que seguro te sonarán:
Grasas monoinsaturadas: El máximo representante
de esta grasa es el aceite de oliva.
Grasas poliinsaturadas: Hay varios aceites que
están en este grupo: el de girasol, soja, avellana,
semillas de girasol, etc.
Estas grasas son buenas porque, al no estar saturadas,
admiten en su estructura la recogida de los ácidos grasos,
por eso se dice que reducen el colesterol.
CONSEJO DE LA PRIMERA SEMANA: CONTROLA LAS CENAS
El ritmo de vida frenético hace que no dediquemos el tiempo necesario a comer de manera ordenada.
Las supermujeres y superhombres de hoy en día tienen que ocuparse de un trabajo de 8 horas, llevar una casa, atender a unos amigos ya una familia, en muchos casos cuidar a unos hijos e incluso algunas veces cuidar a unos padres.
Al llegar la noche, resueltos ya los quehaceres diarios,
nos ocuparnos de comer lo que no hemos podido comer
en todo el día, es normal que tu cuerpo te lo pida, son las
calorías diarias necesarias. De entrada, no es bueno comer
tan to en una sola comida, y además, para meternos
tantas calorías en tan poco tiempo, es difícil hacerlo con
comida sana. Esto conlleva una falta de energía durante
el día, que sería cuando la necesitas, y una sobrealimentación
durante la noche, justo cuando no necesitas esa
energía.
Durante esta semana tratarás de ordenar tu alimentación,
no estoy hablando de reducir tu consumo de calorías
diarias, sino sencillamente de ordenarlas para que
sean más útiles, y mejor aprovechadas, al adelantar las
horas de consumo. Nada más cierto que aquel refrán español
de nuestras abuelas que recomienda desayunar
como un rey, comer como un príncipe y cenar como un
mendigo.
ASÍ, lo ideal es que trates de trasladar las comidas más
importantes a las primeras horas del día, y que a última
hora, por la noche, comas lo mínimo.
Las primeras veces cuesta un poco acostarse sin la
sensación sacian te de una cena generosa, pero a medida
que pasen los días y veas, por un lado, lo bien que te levantas
con el vientre mucho más plano, y por otro, que
tienes más ganas de desayunar, te costará cada vez menos
hacerlo. Contra la sensación de hambre al acostarte, la
idea de que al levantarte podrás comer lo que quieras.
No lo olvides, dependiendo de si te acuestas con la
tripa llena o no, estarás las 8 horas de sueño acumulando
grasa o eliminándola.
Durante esta semana, el objetivo es que vayas regularizando
tus horarios de comidas y, sabiendo que si la cena
es ligera, es probable que tengas más apetito por la mañana
yal mediodía. Que ingieras energía al ritmo que la necesitas,
y por tanto que la consumes, de manera que no
necesites almacenarla en forma de grasa.
Recuerda, el consejo de la primera semana es: cenas ligeras.
FUENTE: Juan Rallo: Ponte en forma en 9 semanas y media
Frank J. Alvarez
Masajes a domicilio y hotel: Solamente zona de Santa Pola y alrededores (Alicante)Mi móvil: 689.55.27.02